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Día a día

 

Lo resumiríamos en tres palabras: oración, estudio y testimonio.

A lo largo del día tenemos distintos momentos en los que nos ponemos delante del Señor, que nos sirven para recordarnos que debe ser Él quien conduzca nuestra vida y, lo hacemos, en medio de nuestro estudio y labores diarias. De esta forma, tenemos el rezo de laudes a las siete y media de la mañana y, a continuación, la Santa Misa. Tras desayunar y dedicar la mañana al estudio, teniendo también algún rato de formación humana y espiritual, concluimos la mañana con un tiempo de oración personal. Después de la comida, marchamos a las clases de Filosofía y Teología que tenemos en el Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid. Regresamos al Seminario para tener el rezo de vísperas y la cena a las nueve. Terminamos el día con el Rosario y las Completas.

Durante la semana tenemos también pequeños ratos de tertulia, compartiendo entre nosotros, con sacerdotes invitados, con familias y con los chicos del seminario menor.

Además, el fin de semana solemos emplearlo en actividades muy diversas: planes con jóvenes, distintos eventos de la diócesis, testimonios vocacionales, ayudar en las parroquias, tiempos de deporte, con la familia, amigos…

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