Guitarra, melódica y ritmo. Con música se levantan los chicos para bajar a desayunar y empezar ofreciendo a Dios su día. Después de la mañana de clases dedican las tardes al estudio y deporte, combinando armónicamente deporte y estudio. En un ambiente familiar y por medio de una formación integral y personalizada los chavales van compartiendo y creciendo juntos. Comparten las comidas, los momentos de reflexión, juego, clase y estudio, y terminan el día con la Misa, cena, tiempo libre, y una oración antes de acostarse. “Me siento muy bien acogido” (palabras de un "recién llegado").
Los internos viven aquí como en familia. Las actividades muchas y variadas nos ayudan a conocernos en diferentes ámbitos y a ir creciendo y madurando como personas. Los antiguos ayudan a los nuevos, y el ambiente de acogida es tan fraterno que cada uno se puede sentir como en su casa. Compartimos la vida diaria, el tiempo libre, el estudio y clases. En el internado se pueden forjar amistades que duran toda la vida.